Segunda curva que debemos aplanar: La pérdida de la Diversidad Biológica
Hoy más que nunca, en este día, debemos reflexionar con seriedad por la situación grave por la que atraviesa la diversidad biológica en el planeta, pues según IPBES está disminuyendo a un ritmo sin precedentes a nivel mundial, y la tasa de extinción de especies se está acelerando, y las probabilidades de graves impactos en las personas se comienza a notar con más claridad con la pandemia del Coronavirus.
Situación de la diversidad biológica mundial
Según el último informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), alrededor de 1 millón de especies de animales y plantas están en ahora peligro de extinción; la abundancia promedio de especies nativas en la mayoría de los principales hábitats terrestres ha disminuido en al menos 20%; más de 40% de las especies de anfibios, casi 33% de los corales de arrecife y más de un tercio de todos los mamíferos marinos están amenazados.
Se afirma entre varias de sus conclusiones, que la red esencial e interconectada de la vida en la Tierra se está haciendo cada vez más pequeña y segmentada, ante la pérdida de ecosistemas por el cambio de uso de la tierra y el mar, que los humanos estamos haciendo en nombre del “desarrollo”, a lo que en un contexto de Cambio Climático se agrava.
Las especies exóticas invaden otros ecosistemas que no son suyos y tres cuartas partes del medio ambiente terrestre y alrededor de 66% del medio ambiente marino han sido alteradas significativamente por las actividades humanas. Más de un tercio de la superficie terrestre del mundo y casi 75% de los recursos de agua dulce se dedican ahora a la producción agrícola o ganadera y, por si fuera poco, el 33% de las poblaciones de peces marinos se están capturando a niveles insostenibles
Los seres humanos somos responsables de lo que ocurre con el cambio climático, la reducción acelerada de nuestra diversidad biológica, que en su conjunto han originado la aparición de epidemias y ahora de una pandemia que nos cuesta vidas controlar.
Quizás ahora sea el momento de reflexionar de manera urgente y seria, que es más importante para la vida de todos los que habitamos en el Planeta ¿el crecimiento económico depredador, contaminante e insustentable? o ¿un desarrollo que nos armonice con la naturaleza, brinde justicia y calidad de vida para todos los seres que habitamos la tierra?
Reducción de la diversidad biológica y la Pandemias
Si más del 70 % de las enfermedades emergentes que afectan a las personas tienen su origen en la fauna y flora silvestres y animales domesticados, la reducción de los ecosistemas donde vive la diversidad biológica de hecho traerá graves consecuencias, que con la actual pandemia del COVID 19 se ha desnudado ante nuestros ojos, visualizándose las tremendas precariedades del sistema en el que vivimos y que de no haber cambios, lamentablemente habrá más episodios que serán más severos e incalculables sus pérdidas, en especial de la vida de muchos seres humanos y mucho de ellos cercanos a nosotros.
Expertos del IPBES tienen razón cuando afirman que la deforestación desenfrenada, la expansión descontrolada de la agricultura, la cría intensiva de ganado y animales de granja, la minería y el desarrollo de infraestructura, así como la explotación de especies silvestres, han creado la “tormenta perfecta” para la transmisión de enfermedades de la fauna y flora silvestres a las personas. Esto suele ocurrir en zonas en las que viven comunidades que son más vulnerables a las enfermedades infecciosas.
Asimismo, señalan que a pesar de que las enfermedades transmitidas de animales a seres humanos ya causan aproximadamente 700.000 muertes al año, la posibilidad de que se produzcan futuras pandemias es elevada. Se cree que siguen existiendo en mamíferos y aves acuáticas hasta 1,7 millones de virus no identificados, del tipo que se sabe que infecta a las personas. Cualquiera de ellas podría ser la próxima “enfermedad X”, quizás aún más perturbadora y letal que la COVID-19.
¿Y cómo vamos por casa?
En el Perú tenemos cerca de 400 especies que se encuentran amenazadas y, de ese total, 5 están en peligro crítico. Según SERFOR, solo el 2017, un total de 10 398 animales de fauna silvestre, entre vivos y muertos, fueron decomisadas en Perú, producto del tráfico ilegal que existe.
La mayoría de las especies que se capturan en la Amazonia son principalmente comercializadas en el mercado interno, siendo entre los más vendidos como mascotas o usados en rituales chamánicos, por ejemplo el oso andino de anteojos (Tremarctos ornatus), la rana gigante del lago Titicaca (Telmatobius culeus); sin embargo las aves son las especies que se comercializan más como el guacamayo rojo y verde (Ara chloropterus), el cernícalo americano (Falco sparverius), el loro máscara roja (Psittacara mitratus), el loro cabeza gris o pedrito (Aratinga weddellii), el botón de oro (Sicalis flaveola) y el pihuicho de ala amarilla (Brotogeris versicolurus).
En el tema de los Bosques, la deforestación producto de la tala, producción de coca y minería ilegal, así como la agricultura migratoria se mantiene alrededor de casi 150 000 ha. por año, aunque más o menos estable, pero sigue siendo alta la perdida de estos ecosistemas y por tanto la pérdida del hábitat de muchas especies.
Aplanar la curva de la pérdida de la diversidad biológica es urgente
La curva del crecimiento de infectados por COVID 19, de seguro tendremos que aplanarla y ojalá pronto, pero existe otra curva que tenemos que aplanar urgentemente y es "la pérdida de biodiversidad y sus ecosistemas” para ello debemos enfrentar con decisión todas la actividades legales e ilegales que originan deforestación, degradación de suelos, contaminación de las fuentes de agua y del aire.
En el caso de las actividades legales extractivas, debemos ser más rigurosos en los límites que se pongan para su operación y expansión como la minería, pesca y petróleo.
En los Bosques, tenemos que apostar por modelos forestales sostenibles y de bajo impacto como la agroforestería y revisar todo el tema de concesiones forestales que no ha funcionado, proteger las especies como el Shihuahuaco (700 años para alcanzar 50 metros de altura y 1 cm. de diámetro) no termine como la Caoba y el Cedro prácticamente extinguidos en el País. Quizás una moratoria a la explotación forestal podría ser parte de un próximo debate.
Debe ajustarse las políticas y estrategias para derrotar a la tala, la siembra de coca y minería ilegal, así como también la agricultura migratoria que es una de las principales actividades que genera deforestación, reorientarlas a actividades sostenibles que les brinde nuevas oportunidades a las poblaciones involucradas.
Pero en especial, necesitamos más investigación para saber cuál es nuestro real potencial de biodiversidad para conservarla y usarla sosteniblemente, como varios especialistas vienen proponiendo, es necesario contar con un Instituto Nacional de la Biodiversidad, como organismo rector, con autonomía y recursos suficientes que articule y centralice el conocimiento que hoy existe muy disperso, que oriente la prioridades en las agendas de la investigación, que dote de conocimiento adecuado y disponible para las diversas actividades que necesitan información sobre la existencia e impacto que se puede generar a la biodiversidad en cada región del país, lo que no se conoce, no se defiende, menos se conserva.
Como parte de la nueva normalidad que estamos obligados a construir desde ahora, tenemos que cambiar nuestra relación con la naturaleza de la cual somos parte, esto es imprescindible y urgente, aún estamos a tiempo, de nosotros depende ahora, mañana puede ser ya muy tarde.
Biólogo, Past Decano Nacional del CBP, Presidente Comisión Ambiental Nacional del CBP, Ex Jefe del SERNANP.